La vida cotidiana es la que transcurre desde que las personas se despiertan hasta que se duermen, está caracterizada por ser, fundamentalmente, rutinaria, con algunas excepciones o disrupciones voluntarias o no; incluye los quehaceres domésticos, de aseo personal, la satisfacción de las necesidades fisiológicas, los deberes laborales o académicos, la ocupación en algún oficio o afición personal, la salida a hacer compras habituales, como las de aprovisionamiento, por ejemplo.
La vida cotidiana ocurre en un contexto más bien familiar y social íntimo, el vocabulario empleado en la vida cotidiana suele ser informal, desprovisto de reglas suntuosas, llano, claro y en ocasiones afable más que cordial.
Son indicadores de respeto, honestidad y responsabilidad:
La puntualidad, la sinceridad, el apremio por hacer las cosas bien, incluso superando los estándares regulares; la consideración al otro, la empatía, el trato cortés, la transparencia y frontalidad y la voluntad de reparar algún posible daño causado.
