Comprende cualquier tipo de contacto sexual entre un adulto y un menor de 18 años o entre dos menores entre los que existe una diferencia de edad considerable, y se produce también cuando una persona somete a otra, sin importar la edad. Cuando el abuso sexual ocurre en el seno de la familia, recibe el nombre de “incesto”.
El maltrato psicológico
Es el más difícil de detectar porque no deja marcas físicas. Este tipo de maltrato se produce cuando los gritos y el enoyo van demasiado lejos o cuando un padre critica, amenaza, humilla o desprecia constantemente a su hijo hasta que su autoestima y sus sentimientos de valor personal se ven negativamente afectados. Al igual que el maltrato físico, el maltrato psicológico puede dañar y dejar secuelas emocionales.
La desatención
Es difícil de identificar y definir. Se puede hablar de ella cuando un niño o adolescente no tiene el alimento, la vivienda, la vestimenta, la atención médica o la supervisión que necesita. Tiene lugar cuando un padre no proporciona a su hijo suficiente apoyo emocional o le presta poca o ninguna atención de forma deliberada y sistemática. No se refiere a los casos en los que un padre no le da a su hijo algo que éste quiere, como una nueva computadora o un teléfono móvil, sino que están en juego necesidades más básicas, como la comida, el refugio y el afecto.
La violencia familiar
Puede afectar a cualquiera y puede ocurrir en cualquier tipo de familia. En algunos casos, los padres se maltratan entre sí, algo que puede ser difícil para los niños que son testigos. Algunos padres maltratan a sus hijos y recurren a la violencia verbal o física como una manera de imponer la disciplina.
El maltrato y abuso también puede adoptar la forma de delito por prejuicios dirigidos a personas sólo por su raza, religión, capacidades, sexo u orientación sexual.
Reconocer el maltrato
Por extraño que pueda parecer, a la gente a veces le resulta difícil reconocer que está siendo víctima de malos tratos. Reconocer los malos tratos puede resultar particularmente difícil para quienes llevan muchos años conviviendo con ellos. Éstas personas aceptan la situación como algo natural y creen que no se puede hacer nada al respecto.
Es posible que las personas maltratadas crean, equivocadamente, que son ellas quienes provocan el maltrato por no hacer lo que sus padres les dicen, por infringir las reglas o por no estar a la altura de las expectativas de otra persona.
Una persona que se ha criado en una familia violenta o donde se infligen malos tratos tal vez no sepa que los miembros de una familia pueden tratarse de otra forma.
Es posible que la persona que sólo conoce este tipo de relaciones crea, erróneamente, que golpear, pegar, empujar o insultar son formas absolutamente normales de tratar a los demás cuando uno está muy enojado.
Un niño que se acostumbra a presenciar episodios de malos tratos entre sus padres puede acabar creyendo que se trata de una relación completamente normal. Pero el maltrato no es una forma normal ni saludable de tratar a las personas.
Si no estás seguro de ser víctima de malos tratos o si sospechas que un amigo lo es, siempre está bien que consultes a un adulto o a un amigo en quien confíes.
¿Cuáles son los efectos del maltrato y abuso ?
Cuando una persona es víctima de maltrato, este puede repercutir en todos los aspectos de su vida, particularmente en su autoestima. La medida en que el maltrato daña a una persona depende de las circunstancias y, en algunos casos, del grado de violencia al que ha sido sometida. A veces, algo que no parece tener mucha importancia puede desatar una reacción desmesurada.
Por ejemplo, ser tocado de manera inadecuada por un integrante de la familia o recibir el pedido de mantener secretos pueden ser una experiencia sumamente confusa y traumática.
Los adolescentes que son o fueron objeto de malos tratos suelen tener problemas para conciliar el sueño, alimentarse y concentrarse. Su rendimiento académico puede verse negativamente afectado porque están enojados o asustados, o porque sienten que ya perdieron el interés.
Muchas personas que han sido víctimas de malos tratos desconfían de los demás. Algunos sienten mucha ira contra sí mismos y contra los demás, y les cuesta mucho hacer amigos. El maltrato es una causa importante de depresión en los jóvenes. Algunos adolescentes sólo pueden sentirse mejor adoptando conductas autodestructivas como cortarse o abusar de las drogas o el alcohol. Otros llegan al extremo de intentar suicidarse.
Es normal que una persona que ha sido maltratada se sienta dolida, enojada y confundida por lo que le ha ocurrido. Es posible que se sienta culpable o avergonzada, o incluso responsable de lo sucedido.
Pero el maltrato nunca es culpa de la víctima, por más que el autor de los malos tratos intente culpar a los demás.
A las personas que son víctimas de maltrato puede resultarles difícil obtener ayuda, porque para ello tienen que acusar a alguien a quien quieren, alguien que puede ser maravilloso con ellos la mayor parte del tiempo y desagradable sólo en algunos momentos.
Es posible que teman las consecuencias de realizar una denuncia, ya sea por temor al agresor o porque la familia depende económicamente de esa persona. Por motivos como estos, el maltrato no se denuncia, y muchos niños y adolescentes no le cuentan a nadie lo que está sucediendo.
¿Qué debería hacer una persona que es víctima de maltrato?
Las personas que son víctimas de maltrato necesitan ayuda. Mantener la situación en secreto no las protege de futuros malos tratos, sino que hace más probable que el maltrato continúe.
Si tú o alguien a quien conoces es víctima de maltrato, habla con alguien en quien tú o tu amigo confíen: un familiar, un maestro de confianza, un médico o un consejero escolar o religioso. Muchos maestros y consejeros tienen la formación necesaria para ayudarte a detectar y denunciar los malos tratos.
Las víctimas de maltrato suelen sentirse asustadas, paralizadas o solas. Buscar ayuda y apoyo es un primer paso importante para sentirse mejor.
Muchos adolescentes que han sido víctimas de maltrato se dan cuenta de que las emociones dolorosas pueden persistir incluso después de que cesan los malos tratos. Trabajar con un terapeuta es una de las maneras de superar los complejos sentimientos y reacciones que conlleva el hecho de haber recibido malos tratos, y el proceso puede ayudar a restablecer la seguridad, confianza y autoestima perdidas.